Según el Catecismo de la Iglesia Católica:
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La Fe de todos los Católicos se apoya en el «misterio de la Santísima Trinidad». Porque somos bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: no en sus nombres, porque sólo hay un solo Dios, Padre todopoderoso, su único Hijo y el Espíritu Santo: la Santísima Trinidad. Este misterio es la enseñanza más fundamental y esencial en la «jerarquía de las verdades de la Fe».
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La Trinidad es un misterio de Fe en el sentido estricto, uno de los «misterios escondidos en Dios, que no pueden ser conocidos si no son revelados por Dios». Sin duda, Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra de creación y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. Pero intimidad de su Ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón e incluso a la Fe de Israel antes de la Encarnación del Hijo de Dios y el envío del Espíritu Santo.
Es pues en este domingo donde recordamos y honramos a Dios eterno: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, al celebrar la festividad de la Santísima Trinidad porque conmemoramos una realidad y la doctrina central de la Iglesia, en lugar de un acontecimiento.
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