Lectura(s) de hoy: 2 Reyes 5:14-17, 2 Timoteo 2:8-13, Lucas 17:11-19
«Lecturas del Domingo»
PRIMERA LECTURA
Bajó pues y se sumergió en el Jordán siete veces, tal como le había dicho el hombre de Dios. ¡Y después de eso su carne se volvió como la carne de un niñito; estaba sano!
Entonces regresó donde el hombre de Dios con todos sus acompañantes, entró en su casa y se presentó ante él: «Ahora, dijo, sé que no hay más Dios en toda la tierra que el Dios de Israel. Acepta pues este presente de parte de tu servidor». Eliseo le respondió: «Por la vida de Yavé a quien sirvo que no aceptaré nada». El otro insistió para que aceptara, pero él se negó. Entonces Naamán le dijo: «Muy bien, pero me gustaría al menos que dieras a tu servidor un poco de tierra para cargar un par de mulas, porque en adelante tu servidor no ofrecerá más sacrificios u holocaustos a otros dioses sino sólo a Yavé.
SEGUNDA LECTURA
Acuérdate de Cristo Jesús, descendiente de David y resucitado de entre los muertos, según mi evangelio. Por él sufro hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo soporto todo por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que se nos dio en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna.
Una cosa es cierta:
Si hemos muerto con él, también viviremos con él.
Si sufrimos pacientemente con él, también reinaremos con él.
Si lo negamos, también él nos negará.
Si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede desmentirse a sí mismo.
EVANGELIO
De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia y gritaban: «Jesús, Maes tro, ten compasión de nosotros.» Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes.»
Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano.
Jesús entonces preguntó: «¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero?» Y Jesús le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.»
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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