Lectura(s) de hoy: Hechos 1:1-11, Hebreos 9:24-28; 10:19-23, Lucas 24:46-53
«Lecturas del Domingo»
PRIMERA LECTURA
En mi primer libro, querido Teófilo, hablé de todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar. Al final del libro, Jesús, lleno del Espíritu Santo, daba instrucciones a los apóstoles que había elegido y era llevado al cielo. De hecho, se presentó a ellos después de su pasión y les dio numerosas pruebas de que vivía. Durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.
En una ocasión en que estaba reunido con ellos les dijo que no se alejaran de Jerusalén y que esperaran lo que el Padre había prometido. ‘Ya les hablé al respecto, les dijo:’Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días.
Los que estaban presentes le preguntaron: ‘Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el Reino de Israel?’
Les respondió: ‘No les corresponde a ustedes conocer los plazos y los pasos que solamente el Padre tenía autoridad para decidir. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo cuando venga sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra. Dicho esto, Jesús fue levantado ante sus ojos y una nube lo ocultó de su vista. Ellos seguían mirando fijamente al cielo mientras se alejaba. Pero de repente vieron a su lado a dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: ‘Amigos galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este Jesús que les han llevado volverá de la misma manera que ustedes lo han visto ir al cielo.
SEGUNDA LECTURA
Pues ahora no se trata de un santuario hecho por hombres, figura del santuario auténtico, sino que Cristo entró en el propio cielo, donde está ahora ante Dios en favor nuestro. El no tuvo que sacrificarse repetidas veces, a diferencia del sumo sacerdote que vuelve todos los años con una sangre que no es la suya;’ de otro modo hubiera tenido que padecer muchísimas veces desde la creación del mundo. De hecho se manifestó una sola vez, al fin de los tiempos, para abolir el pecado con su sacrificio.
Los hombres mueren una sola vez, y después viene para ellos el juicio;’ de la misma manera Cristo se sacrificó una sola vez para quitar los pecados de una multitud. La segunda vez se manifestará a todos aquellos que lo esperan como a su salvador, pero ya no será por causa del pecado.
Así, pues, hermanos, no podemos dudar de que entraremos en el Santuario en virtud de la sangre de Jesús;’ él nos abrió ese camino nuevo y vivo a través de la cortina, es decir, su carne.
Teniendo un sacerdote excepcional a cargo de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, con fe plena, limpios interiormente de todo lo que mancha la conciencia y con el cuerpo lavado con agua pura. Sigamos profesando nuestra esperanza sin que nada nos pueda conmover, ya que es digno de confianza aquel que se comprometió.
EVANGELIO
Les dijo: ‘Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba.
Jesús los llevó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos (y fue llevado al cielo. Ellos se postraron ante él.) Después volvieron llenos de gozo a Jerusalén,y continuamente estaban en el Templo alabando a Dios.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Para las oraciones hacer clic aquí.