MARTES – 01/05/12
Reflexión
Juan 10:22-30
«Jesús, Hijo de Dios»
Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación†. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo rodearon y le preguntaron: «¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente». Jesús les respondió:
«Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa».
†Fiesta de la Dedicación: un festival de ocho días de las luces (en hebreo, Janucá), celebrado en diciembre, tres meses después de la fiesta de los Tabernáculos, para celebrar la dedicación de los Macabeos y la consagración del templo en 164 AC, después de su profanación por Antíoco IV Epífanes.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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