«Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Marcos 10:14-15).
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos (Marcos 10:16).
Señor, tú invitaste a los niños a ir hacia ti
para imponer sobre ellos tus manos y bendecirlos.
Extiende, Señor, tu mano sobre este niño
para aliviar su dolor, para librarlo de su enfermedad.
Que nosotros sepamos cuidarlo
con toda atención y diligencia.
Que tu misericordia le devuelva la salud del cuerpo y del alma
a fin de que pueda amarte siempre
y con corazón agradecido
pueda amar y servir siempre a su prójimo
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Rezar: Un Padrenuestro, Una Ave María, Un Gloria.
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