Por qué la Oración Imaginativa es conocida como Contemplación Ignaciana

La contemplación ignaciana es una práctica de oración que busca conocer a Jesús a través de los relatos bíblicos, para amarle y seguirlo.

Las oraciones imaginativas también se conocen como contemplación ignaciana porque esta forma de oración tiene sus raíces en los ejercicios espirituales creados por San Ignacio de Loyola, el fundador de la orden jesuita. San Ignacio desarrolló este método en el siglo XVI para ayudar a las personas a acercarse a Dios a través de un compromiso personal e imaginativo con las Escrituras.

La contemplación ignaciana implica colocarse dentro de una escena bíblica, usando todos los sentidos para sumergirse completamente en la experiencia. Este método permite a las personas interactuar con los eventos y personajes en el pasaje, haciendo que las historias cobren vida y fomentando una conexión más personal con lo divino.

La práctica es una piedra angular de la espiritualidad ignaciana y es ampliamente utilizada en los retiros y la oración diaria por aquellos que siguen los ejercicios espirituales de San Ignacio. Es una forma poderosa de profundizar la fe y la comprensión de las escrituras.