Las almas del Purgatorio han entrado en el reino de la Justicia Divina. La penitencia y la satisfacción debidas por sus faltas deben hacerse, ya sea por el dolor del propio Purgatorio, o por el sufragio de los fieles, que consiste en la oración, las buenas obras y el tesoro espiritual de las indulgencias que se les otorga; porque las almas que sufren ya no pueden ganarse el mérito y son completamente incapaces de ayudarse a sí mismas.
Un hombre enfermo y un mendigo tienen una lengua para pedir ayuda, y la propia vista de su miseria moverá a otros a la compasión. Las almas que sufren, sin embargo, no tienen más recurso que el de la paciencia, la resignación y la esperanza.
Por lo tanto, en su extrema desolación y angustia, nos gritan incesantemente por alivio y ayuda. Pero como no pueden hacer esto de una manera perceptible para nosotros, la Santa Madre Iglesia lo hace por ellos instituyendo muchas devociones conmovedoras en su nombre.
[Tomado del Handbook for the Holy Souls, América Needs Fatima]
“Cuando rezamos el Rosario a las Benditas Almas del Purgatorio es una obra espiritual y demostración de amor y compasión por ellas, que no pueden ayudarse a sí mismas”.
“El Padre Pío de Pietrelcina hizo hincapié que la realidad y propósito del Purgatorio, no es castigar, sino purificar. Para que se limpien de sus pecados antes de gozar de la presencia de Dios para toda la eternidad; luego al rezar por ellas acelera su proceso de purificación”.
“Al orar por las Benditas Almas del Purgatorio, también ofrecemos reparación por nuestros pecados y el de los demás”.
“Cuando rezamos por nuestros seres queridos fallecidos impulsa la esperanza de nuestro propio futuro. Ya que algún día, posiblemente, tendremos que confiar en la oraciones de los vivos, para nuestra propia purificación”.