JUEVES – 02/08/18
Reflexión
Mateo 13:47-53
«La parábola de la red»
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
¿Comprendieron todo esto?». «Sí», le respondieron. Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».
En los capítulos siguientes, Mateo agrupa una serie de episodios, donde se destacan las distintas reacciones frente a la persona y al mensaje de Jesús. Sus conciudadanos lo subestiman. Los dirigentes religiosos del Pueblo judío lo censuran severamente. Una mujer pagana le «arranca» un milagro con su gran fe. La gente del pueblo lo admira. Finalmente, Pedro hace una magnífica profesión de fe en su mesianidad, y Jesús lo establece como el cimiento sólido y firme sobre el que se asentará su «Iglesia», la comunidad visible de los creyentes en él. A partir de este momento, Jesús comienza a manifestar a sus discípulos que el Mesías debe padecer y morir, y que ellos tendrán que seguirlo por el mismo camino. Pero simultáneamente deja entrever la gloria de su Resurrección, transfigurándose en presencia de algunos de ellos.
Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
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