Hoy la Iglesia celebra la solemnidad de María, Madre de Dios, el mayor título de Nuestra Señora. Es el mejor comienzo del año, iniciándolo con esta solemnidad. Porque la Virgen María está a la cabeza de todos los santos, es la mayor, la llena de Gracia por la bondad, sabiduría, amor y poder de Dios; ella es la cumbre de toda posible fidelidad a Dios, amor humano en plenitud. Ella es la Madre de Dios y también nuestra, que siempre atiende nuestras oraciones. Por eso, solicitémosle a Nuestra Madre, que en este nuevo año que iniciamos interceda por nosotros en cada una de nuestras necesidades y nos colme de bendiciones a cada uno de nosotros y a nuestra familia en el 2013.
El día primero de enero, desde el año 1967, está considerado por la Santa Sede como “Día Mundial de la Paz”; con el propósito de compartir las profundas aspiraciones del hombre por la paz.
Iniciemos, pues, este nuevo año de 2013, con las siguientes palabras que dijo el Beato Juan Pablo II en su homilía de la misa de María, Madre de Dios, el 1 de enero de 2002: “Entrando en el nuevo año, pidamos a esta Santa Madre que nos bendiga. Pidámosle que nos dé a Jesús, nuestra plena bendición, en quien el Padre bendijo para toda la historia de una vez por todas, lo que lo hace que se convierta en la historia de la salvación”.
¡Salve, Madre Santa!
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