Divina Misericordia
La Santa Faustina escribe en su diario que el domingo, 22 de febrero de 1931, se le apareció Jesús como “Rey de la Divina Misericordia”. En esta aparición Jesús le reveló el propósito a ella de: “Difundir la devoción de la Divina Misericordia de Dios”. La Coronilla de la Divina Misericordia es la única oración, luego del Padre Nuestros, cuyas palabras reveló el mismo Jesús. Esta revelación hecha por nuestro Señor a Santa Faustina Kowalska, es conocida como «Apóstol de la Misericordia».
¿Cuál es el mensaje?
“El mensaje de la misericordia es que Dios nos ama, nos ama a todos, sin importar la magnitud de nuestros pecados”
- Dios quiere que nos acerquemos a Él rezando, arrepintiéndonos de nuestros pecados y solicitando su misericordia.
- Dios quiere que recibamos la misericordia y que la dejemos fluir hacia los demás, dándoles amor y perdón, como Él lo da.
- Dios nos dará su misericordia en la misma medida que confiemos en Jesús.
¿Cuál es la oración para obtener la misericordia?
(Diario de Santa Faustina, 1570)
¡Oh Dios de gran misericordia! bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza; a través de Su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo.
¿A qué hora debemos rezar el Rosario de la Divina Misericordia?
En el diario de la Santa Faustina se registra la hora en que Jesús le solicitó para que hiciera la oración, así:
“Yo te recuerdo hija mía que tan pronto como suene el reloj a las tres de la tarde, te sumerjas completamente en mi Misericordia, adorándola y glorificándola; invoca su omnipotencia para todo el mundo, y particularmente para los pobres pecadores; porque en ese momento la Misericordia se abrió ampliamente para cada alma”
¿Dónde encontramos el Rosario de la Divina Misericordia para rezarlo?
- Para descargar e imprimir clic en la Guía de la Corona de la Divina Misericordia.
- Para rezar acompañado clic en Corona de la Divina Misericordia.
¿Dónde consigo más información sobre cómo rezar el Rosario de la Divina Misericordia?
Esta información la puedes obtener aquí: Rosario de la Divina Misericordia.
Recomendación para que se nos perdonen los pecados:
- Cofesándonos.
- Comulgando.
- Rezando el Rosario de la Divina Misericordia como se indicó anteriormente.
- Rezar la oración por las inteciones del Papa para cada mes del año.
¡OH Dios! cuya misericordia es inagotable y cuya bondad es infinita, recibid, por los meritos de Jesucristo, la súplica que te dirigimos por nuestro Santísimo Padre el Papa. ¡OH Dios de bondad! En el día de la Redención, Jesucristo nuestro Divino Redentor se presentó ante tu justicia cargado con todo el peso de la humanas miserias: hoy el Vicario de Jesucristo lleva en su corazón paternal todos los dolores y angustias de la humanidad, y te pide para ella el tesoro de la paz y de la reconciliación contigo. Bien sabemos, OH Señor Nuestro, que la Iglesia, nuestra Madre, no sucumbirá ante las amenazas y persecuciones, y que Ella llenará plenamente su misión hasta que se haya completado el número de los elegidos, que es la razón de la existencia de la Iglesia y del mundo; pero los dolores de la madre son también de los buenos hijos, y por eso venimos a pedirte que abrevies los días de la prueba y le concedas al Soberano Pontífice la tranquilidad y la independencia que necesita para cumplir bien su divina misión. Haz Señor que la humanidad reconozca, una vez más, que sólo en Ti y en el cumplimiento de tu divina ley se encuentran todos los bienes, para las naciones y para los individuos. ¡OH Salvador nuestro! Que el reino de la divina caridad se extienda en el mundo y se establezca en nuestras almas.
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