Divina Misericordia
LA FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA, es el siguiente domingo al «DOMINGO DE RESURRECCIÓN», domingo que se conoce como «DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA», cuando podemos ganar Indulgencias Plenaria y Parcial, cuando rezamos la «CORONA A LA DIVINA MISERICORDIA». La puedes rezar a cualquier hora, sino puedes rezarla a las 3PM de la tarde.
Ambas INDULGENCIAS PLENARIA Y PARCIAL están disponibles para las personas que participan en LA FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA. La Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede concedió las indulgencias, el 29 de junio de 2002. Para obtener una indulgencia plenaria los fieles deben completar lo siguiente:
- Confesión Sacramental dentro de 8 días antes o después de la Fiesta de la Divina Misericordia.
- Comunión eucarística el día domingo de la Divina Misericordia (o en la Misa de vigilia).
- Participar en las oraciones y devociones en la iglesia o en una capilla para celebrar la Divina Misericordia o recitar el Padre Nuestro, el Credo de los Apóstoles, y una oración como «Jesús, en Ti confío».
Si no puedes completar los requisitos para la indulgencia plenaria (por enfermedad u otra causa grave) puede obtener una indulgencia parcial al orar con un corazón contrito al corazón misericordioso de Jesús una oración como: «Jesús, confío en Ti».
El formato que aquí utilizamos es presentar las oraciones de cada día y terminando con la versión en video o audio de la Coronilla de la Divina Misericordia.
Por la señal de la Santa Cruz,
De nuestros enemigos,
Líbranos Señor,
Dios nuestro.
En el nombre del Padre,
Y Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Las siguientes palabras son las que Nuestro Señor Jesucristo le dijo a Sor Faustina, pidiéndole que cada día le llevara un grupo de almas a su corazón.
“Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de Mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo diferente de almas y la sumergirás en este mar de Mi Misericordia. Y a todas estas almas Yo las introduciré; en la casa de Mi Padre. Lo harás en esta vida y en la vida futura. Y no rehusaré; nada a ninguna alma que traerás a la Fuente de Mi Misericordia. Cada día pedirás a Mi Padre las gracias para estas almas por Mi amarga Pasión”.
Santa María Faustina contestó: “Jesús, no sé cómo hacer esta novena y que; almas introducir primero en Tu muy misericordioso Corazón”. Y Jesús me contestó “que me diría, día por día, qué almas debía introducir en Su Corazón”.
ORACIÓN PARA CADA DÍA
Roguemos para que Dios se digne mostrar Su Misericordia a toda la humanidad.
Jesús tan misericordioso, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu muy compasivo Corazón y nunca nos dejes salir de Él. Te lo suplicamos por Tu amor que Te une al Padre y al Espíritu Santo.
Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a nosotros pobres pecadores que estamos encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión, y por su dolorosa Pasión muéstranos Tu misericordia para que alabemos Tu omnipotencia por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final para todos los días.
Roguemos por los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, pues por ellos se derrama la Misericordia de Dios sobre la humanidad.
Jesús misericordioso, de quien procede todo bien, aumenta Tu gracia en las almas de Tus sacerdotes, Religiosos y Religiosas, para que realicen dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que los vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.
Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de Tu viña, a las almas de los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas; otórgales el poder de Tu bendición. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de Tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una sola voz canten alabanzas a Tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final para todos los días.
Roguemos por todos los fieles Cristianos.
Jesús infinitamente compasivo, que desde el tesoro de Tu misericordia les concedes a todos Tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de Tu clementísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo suplicamos por el extraordinario amor Tuyo con que Tu Corazón arde por el Padre celestial.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de Tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles Tu bendición y rodéalas con Tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen Tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final para todos los días.
Roguemos por todos los que no conocen a Dios y que aún viven en la ignorancia de la Misericordia Divina.
Jesús compasivo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de Tu piadosísimo Corazón a las almas de los que no creen en Cristo que todavía no Te conocen. Que los rayos de Tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen Tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de Tu compasivo Corazón.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de los que no creen en Cristo y de los que todavía no Te conocen, pero que están encerrados en el muy compasivo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final para todos los días.
Roguemos por los hermanos separados que creen en Cristo –que desgarran el Cuerpo Místico de Cristo–, para que vuelvan pronto a la unidad de la Santa Iglesia.
Jesús sumamente misericordioso, que eres la bondad misma, Tú no niegas la luz a quienes Te la piden. Acoge en la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas de los hermanos que creen en Cristo y llévalas con Tu luz a la unidad de la Iglesia; no las dejes alejarse de la morada de Tu compasivo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de Tu misericordia.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas los hermanos que creen en Cristo que han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están acogidos en el sumamente compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen Tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final para todos los días.
Roguemos por los niños pequeños y por aquellas almas que se han hecho iguales a ellos en su pureza y simplicidad.
Jesús, tan misericordioso, Tú Mismo has dicho: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón. Acoge en la morada de Tu compasivo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas tienen una morada permanente en Tu compasivo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza Tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, Te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Oración final para todos los días.
Roguemos por todos los que anuncian la Misericordia de Dios.
Jesús misericordioso, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de Tu compasivo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios Mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en Tu misericordia, y unidas a Ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte.
Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones, desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales Tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo: “A las almas que veneren esta infinita misericordia Mía, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte”. Amén.
Oración final para todos los días.
Roguemos por las almas del purgatorio, para que el torrente de la preciosa Sangre disminuya y abrevie sus sufrimientos.
Jesús misericordioso, Tu Mismo has dicho que deseas la misericordia; heme aquí que llevo a la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas del purgatorio, almas que Te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adeudada a Tu justicia. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de Tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de Tu misericordia.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra Tu misericordia a las almas que están bajo Tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, Tu amadísimo Hijo, ya que creemos que Tu bondad y Tu compasión no tienen límites. Amén.
Oración final para todos los días.
Roguemos por las almas tibias e indiferentes.
Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, Te traigo a las almas tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y Te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de Tu amor puro. Oh Jesús tan compasivo, ejercita la omnipotencia de Tu misericordia y atráelas al mismo ardor de Tu amor y concédeles el amor santo, porque Tú lo puedes todo.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias, que sin embargo, están acogidas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de misericordia, Te suplico por la amarga Pasión de Tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de Tu misericordia. Amén.
Oración final para todos los días.
Para rezar acompañad@ escuchando el audio de la Coronilla de la Divina Misericordia.
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En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Aquí puedes descargar la Novena de la Divina Misericordia.
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